un día encontre este amor
tan pequeño e indefenso,
como un pájaro sin voz,
de rodillas caminaba,
por un sendero de llanto,
Puse mi mano, en la tuya,
Y, mi vida en tu dolor,
Desde mi fe,
a tu esperaza,
Formé un cielo, para dos,
Hoy , armado con mi escudo,
protegido del temor,
con las alas desplegadas,
te elevas , hasta la gloria,
Roto mi paso, y mi aliento,
quedé tras el resplandor,
maravillada en tu vuelo,
feliz, de haber sido yo
quien te entregó una mañana,
al cielo, que zurcas hoy.
Pato