domingo, 26 de junio de 2011

Uno de tantos

La risa que me provoca
ver tu lejano orgullo.
Que te viste , como escudo,
contra la furia del llanto.
Te protege y te abriga
de querer ser hombre entero,
dejándote de rodillas ,
Frente al altar del miedo.
Mea culpa, decretada.
En el infantil ,
ceño, sin llama
lavando en el llanto ajeno
los limites de tu alma.
Que se deshoja en ternuras,
para oídos desolados,
que antes que a ti,
escucharon,
a miles desamparados.
Pero al saberte, indispensable,
y cuidado,
Frotas tus miserias
 y tu enfado.
Mientras tus manos,
mezquinas,
se entrecruzan al pasado.

Pato

Se que fuiste

Estuviste ahí verdad?
La noche que rompí el freno.
Fueron tus manos, las garras
 que lastimaron mi espalda.
Tu boca , la que mordía
cada pedazo de miedo.
Tu entusiasmo en mis caderas
alargaron mi deseo
hasta llevarlo, a una entraña.
Que se volvió luna eterna.
Mientras tu hambre , en cadena
se derramó entre mis piernas.
Susurrando, en oleaje
cada gota de esperanza.
 Y se convirtió en mensaje,
de futuro sin retorno,
sin olvido. Sin ayer,
Yo intuí que eras tú,
en el crispar de suspiros,
en el convulsivo entrar
 y salir,de mis gemidos.
Y en la entrega de mi sangre,
que se condenó, en despojos.

Pato

Solo

Por ser hombre, te olvidaste
de la inocencia del niño.
Al beber todo de un trago,
apurado, sin sentido.
Dejaste pasar la sed,
y saborear el olvido.
La sorpresa de tus ojos
se convirtió en lo vivido.
Sin saber que te perdiste.
En el diario recorrido.
Como pretendo que creas?
Si ya te ganó el hastío,
y esperar que te detengas,
es querer frenar al sol,
que camina, ilumina,
y no sabe de dolor,
Pues nada puede llegar
a tu corteza de fuego,
la que guardas en la noche,
y sueñas con ser de hierro.

Pato